En declaraciones a Noticias Caracol, el obispo Torres, en cuya diócesis se ubican estas localidades, dijo que “yo creo que esto es una crisis humanitaria”.
El prelado dijo que casi todos los migrantes son venezolanos. “Muchos llegan en extrema pobreza, sin dinero, sin ropa, sin zapatos adecuados para cruzar una frontera y un camino tan difícil como el Darién”, dijo.
«Lo malo -señaló- es que la demanda ha hecho que los barcos no puedan transportar tanta gente y se tengan que quedar en las playas porque no tienen que pagar nada por un hotel, y que hace la vida de estas personas [much worse].»
El obispo, quien hizo un llamado a las autoridades para encontrar las soluciones adecuadas, dijo que había visitado la ciudad de Capurganá. “Me encontré con una población muy joven, entre 30 y 40 años, caminando a ciegas en su camino”, dijo.
“Ellos solo quieren venir a Estados Unidos, mejorar sus condiciones de vida, mejorar la salud de sus hijos, [receive] tratamientos (médicos) especiales para sus familias», dijo, pero estaban desorientados.
Torres dijo que en el camino los migrantes «se encuentran con mucha gente que les pide dinero… otros les quieren robar, otros los tratan mal». no los ayuden, agregó.
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