Panamá: crías, crías de tortugas llevadas al mar a su oscuro destino

La temporada de reproducción de huevos de tortuga ha comenzado en Punta Chame en la costa del Pacífico de Panamá. Sofia, de 16 años, un criadero voluntario, recoge a los bebés que han salido del cascarón y los lleva al mar.

La tortuga verde oliva (Lepidochelys olivacea), una especie «vulnerable» incluida en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se asienta en las playas de este balneario a cien kilómetros entre junio y agosto al norte de Panamá.

“Si la tortuga coloca el nido en un lugar donde no está en peligro, donde es poco probable que la marea lo encuentre, se quedará allí y no lo tocaremos”, explica Sofía.

Si el lugar elegido no es el adecuado, según los miembros de la Asociación Tortubanks, los huevos se recogen después de que la madre se va y se almacenan a pocos metros de la playa en el criadero hasta que eclosionan unos dos meses después.

Esto significa que Tortubanks tiene 23 nidos con alrededor de 100 huevos cada uno esta temporada. En la arena en la que están enterrados los huevos, un pequeño cartel muestra la fecha de eclosión, que se estima a partir de la fecha de puesta.

«El objetivo es educar a la población y reubicar los nidos para protegerlos de los depredadores naturales», dijo Pilar Crespo, la madre de Sofía.

«También es muy común que la gente venga al pueblo por la noche a cavar nidos, comer los huevos o venderlos». En el vivero están tan «protegidos», agrega.

Después de sacarlos uno a uno del nido y quitarles el caparazón, Sofía y su madre metieron a las crías de tortuga en una tina llena de arena y las transportaron con cuidado a diez metros de la orilla. Instintivamente, las tortugas se vuelven hacia el océano y se acercan rápidamente para ser arrastradas por las olas.

Sofia explica lo importante que es para las crías de tortuga pisar la arena antes de saltar para que puedan “recordar” el lugar donde nacieron.

Los estudios citados por Plastic Oceans y Sea Turtle Conservancy sugieren que las tortugas aprenden la «firma magnética», las coordenadas de su playa natal, desde el nacimiento. Entonces, las hembras adultas fertilizadas regresan para poner sus huevos donde nacieron.

Sin embargo, según la ONG World Wide Fund for Nature (WWF), solo una de cada 1.000 de estas tortugas llegará a la edad adulta; las demás serán víctimas de depredadores, pesca accidental o acecho humano por su caparazón.

Leopoldo Espín

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