Panamá intensificará las deportaciones de migrantes que ingresan al país a través del bosque de Darién, en la frontera con Colombia, para frenar una ola récord de migrantes que se dirigen a Estados Unidos, anunció el gobierno el viernes.
«Intensificaremos las medidas destinadas a aumentar gradualmente las deportaciones y expulsiones de migrantes», anunció durante una conferencia de prensa la directora nacional de Migraciones, Samira Gozaine.
El gobierno también planea reforzar las medidas de seguridad en las ciudades fronterizas.
Desde principios de año, más de 348.000 migrantes, en su mayoría venezolanos, han cruzado la inhóspita selva del Darién, superando con creces el récord de todo 2022 de 248.000 migrantes.
Desde abril, las autoridades panameñas han expulsado a casi 500 personas, subrayó Gozaine, pero aseguró que el gobierno utilizaría vuelos chárter para intensificar las deportaciones.
«Si 3.000 personas entran (ilegalmente en el país), nos gustaría expulsar a esas 3.000, pero eso es imposible», admitió Gozaine, descartando, sin embargo, expulsiones masivas.
En agosto, un promedio de 2.500 a 3.000 migrantes colombianos ingresaron a Panamá cada día.
Esta situación obligó al gobierno a establecer varios centros de acogida en todo el país con el apoyo de organizaciones internacionales.
La ola migratoria continúa a pesar de que Estados Unidos advirtió hace varios meses que no permitiría que nadie ingrese ilegalmente a Panamá.
Los migrantes de Sudamérica que buscan llegar a Estados Unidos a través de Centroamérica cruzan la frontera natural del Darién, que tiene 166 millas de largo y cubre 575.000 acres.
Emprenden este viaje a pesar de la presencia de fauna peligrosa, ríos caudalosos y organizaciones criminales que les roban o les exigen pagos para mostrarles el camino.
En 2022, al menos 52 personas han muerto en el inhóspito bosque de Darién, según las autoridades, que especulan que el número de muertes podría ser aún mayor.
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