El presidente Jimmy Carter aplaude y el general Omar Torrijos saluda después de la firma e intercambio de tratados en la Ciudad de Panamá el 16 de junio de 1978, entregando el control del Canal de Panamá a Panamá en 2000. En la extrema derecha está Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad nacional de Carter. (Foto AP)
Comentarios de
Embajador Francisco O. Mora
7 de septiembre de 2023
Señora Presidenta, estimados invitados y colegas,
Hoy nos reunimos para celebrar una maravilla de la ingeniería humana y el ingenio que conectó continentes, facilitó el comercio global y dio forma al curso de la historia: el Canal de Panamá.
Esta extraordinaria vía fluvial es un testimonio de la determinación, la innovación y la colaboración humanas. También nos ofrece una visión profunda de las cuestiones interconectadas del patrimonio, la protección del medio ambiente y la necesidad de una colaboración global frente a desafíos apremiantes.
Conocido a menudo como la “Octava Maravilla del Mundo”, el Canal de Panamá es un logro monumental que ha cambiado la forma en que nos conectamos y comerciamos. Su importancia va más allá de la infraestructura; Es un símbolo de la ambición humana que conecta océanos y economías.
Esta vía fluvial, que se extiende a lo largo de 51 millas, es un salvavidas para el comercio internacional, ya que acorta el viaje entre los océanos Atlántico y Pacífico y reduce las distancias de viaje de los barcos que transitan por sus aguas. Es el corazón palpitante del comercio mundial y facilita el movimiento de bienes y recursos a una escala sin precedentes.
La relación duradera entre Estados Unidos y el desarrollo del Canal de Panamá es un testimonio de la historia compartida y los esfuerzos compartidos de nuestras dos naciones para dar forma a la infraestructura global.
Durante la presidencia de Theodore Roosevelt, Estados Unidos desempeñó un papel fundamental en la finalización del canal, utilizando técnicas de ingeniería innovadoras y superando inmensos desafíos como enfermedades y terrenos traicioneros.
Esta asociación duradera entre los Estados Unidos y Panamá, señor presidente y colegas, sigue siendo un ejemplo notable de cooperación internacional y destreza tecnológica, y el Canal sigue siendo un símbolo de nuestra historia interconectada y nuestros éxitos mutuos.
Sin embargo, mientras admiramos el impacto regional y global del canal, es crucial que también recordemos y honremos a las diversas manos que dieron forma a su historia. La construcción del Canal de Panamá estuvo marcada por el esfuerzo incansable de innumerables personas, muchas de las cuales eran afrodescendientes.
Estos héroes anónimos, provenientes del Caribe y más allá, desempeñaron un papel integral en la creación del canal, y a menudo trabajaron en condiciones difíciles. Sus contribuciones fueron vitales, desde excavaciones y transporte hasta el desarrollo de infraestructura crítica. A pesar de la segregación racial y el trato desigual, perseveraron y dejaron una marca indeleble en esta maravilla de la ingeniería.
Colegas, los vínculos históricos entre Estados Unidos y Panamá en el desarrollo del canal se extienden a la OEA. Uno de mis predecesores, deLesseps Story Morrison Sr. (sic), conocido como Chep Morrison, se desempeñó como embajador de Estados Unidos ante la OEA entre 1961 y 1963 bajo la administración Kennedy. Era descendiente de Ferdinand de Lesseps, el diplomático francés y promotor del Canal de Suez que encabezó el primer esfuerzo para construir un Canal de Panamá al nivel del mar en la década de 1880.
Y por supuesto, hoy hace 46 años en este Salón de las Américas se firmaron los Acuerdos Torrijos-Carter. Los tratados fueron negociados por parte de Estados Unidos por otros dos de mis predecesores, Ellsworth Bunker y Sol Linowitz, junto con Bob Pastor, quien más tarde trabajó en el Centro Carter. La OEA jugó un papel crucial al facilitar las negociaciones y proporcionar la plataforma para la firma de los tratados, contribuyendo así a una mayor estabilidad y buena voluntad regionales.
El presidente Carter jugó un papel decisivo para lograr que el Congreso de Estados Unidos ratificara los tratados en la primavera de 1978, asegurando que Panamá recuperara el control del canal después de 1999. Finalmente, el 31 de diciembre de 1999, el canal fue entregado pacíficamente a Panamá junto con Carter. Representamos a los Estados Unidos en una ceremonia histórica que marca un momento significativo en la historia del canal y de nuestras relaciones regionales.
Señora Presidenta, unos años después de la firma de los contratos, Carter escribió en la revista Time: “¿Valieron los contratos lo que pagamos por ellos?” No hay duda de que la respuesta es sí. Somos una nación que cree en la igualdad, la justicia, la honestidad y la verdad”. Su observación es tan cierta hoy como lo era entonces.
Pero mientras reflexionamos sobre el pasado, también debemos afrontar los desafíos del presente y del futuro. En particular, la seguridad del Canal de Panamá está asociada con preocupaciones constantes como la piratería, el contrabando y posibles amenazas terroristas, lo que subraya la necesidad de nuestros esfuerzos conjuntos de seguridad para garantizar su operación segura y la estabilidad de nuestra región.
El cambio climático, una cuestión definitoria de nuestro tiempo, también arroja una sombra sobre la vía fluvial que nos ha unido. El aumento del nivel del mar, las condiciones climáticas impredecibles y los ecosistemas cambiantes plantean amenazas a las operaciones del Canal de Panamá.
Al reunirnos hoy, estamos llamados a reconocer que la protección del medio ambiente no es un asunto lejano, sino una necesidad presente. El canal que alguna vez trascendió las barreras de la naturaleza ahora es vulnerable a las fuerzas cambiantes de la naturaleza.
En este contexto, nuestra cooperación continua es de suma importancia. Así como varias naciones se unieron para construir el canal, también debemos trabajar juntos para abordar los impactos del cambio climático y proteger este importante canal de comercio global. Así que reafirmemos nuestra responsabilidad compartida de mitigar los efectos del cambio climático y proteger nuestro medio ambiente para las generaciones futuras.
Para concluir, quisiera decir que el Canal de Panamá es un símbolo de logro humano y de fuerte cooperación bilateral entre Estados Unidos y Panamá. Nos llama a reconocer el poder de las diversas contribuciones, la urgencia de la protección ambiental y la fortaleza de la cooperación interamericana.
Recordemos los sacrificios de quienes ayudaron a crearlo y honremos su legado protegiendo el canal para las generaciones venideras. Gracias.
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