La mayor mina de cobre de Centroamérica sufrió este martes un nuevo revés después de que la Corte Suprema de Panamá declarara «inconstitucional» el contrato que renueva la concesión de esta explotación minera, que es objeto de manifestaciones y cortes de carreteras desde hace más de un mes.
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“Hemos decidido por unanimidad declarar inconstitucional toda la Ley 406”, que regula el contrato entre el Estado panameño y la minera canadiense First Quantum Minerals (FQM), dijo María Eugenia López, presidenta del máximo tribunal del país, al anunciar La La decisión se tomó después de cuatro días de deliberaciones entre los nueve miembros del tribunal.
El anuncio fue seguido de celebraciones en varias partes del país, así como fuera del tribunal. Los opositores a la gigantesca mina a cielo abierto, ubicada a 240 kilómetros de la capital de Panamá, cuestionaron la legalidad del contrato y se quejaron de su potencial impacto en el medio ambiente.
«Es más que una victoria del institucionalismo, es una victoria de la democracia popular», dijo la ambientalista Raisa Banfield a la emisora Telemetro entre los manifestantes reunidos frente al tribunal.
Después de esa parada, los manifestantes comenzaron a despejar ciertos controles de carretera, según medios locales.
La minera respondió en un comunicado de prensa, asegurando que había trabajado “desde el inicio (…) en transparencia y en estricto cumplimiento de la legislación panameña”. Añade que ha «escuchado el clamor general» y sigue «prestando atención a un diálogo constructivo que nos permita definir un curso de acción que responda a este clamor», pero también a «los intereses y expectativas legítimas» asociados a la inversión realizada.
Las protestas, las más grandes en Panamá desde el derrocamiento del ex dictador Manuel Antonio Noriega en 1989, y los consiguientes bloqueos de carreteras han provocado pérdidas de más de 1.700 millones de dólares en el sector agrícola, el turismo y el comercio, según grupos comerciales guiados.
“Acepto y respeto la decisión de la Corte Suprema”, dijo en la cadena X el presidente panameño Laurentino Cortizo, criticado por asociaciones profesionales por su “inacción” ante los bloqueos.
El movimiento de protesta comenzó el 20 de octubre, cuando el Parlamento aprobó el contrato que permitía a FQM operar esta mina en la zona caribeña del país por otros 40 años (20 años renovables).
«Más poder»
Este contrato, firmado en agosto entre el gobierno y FQM, reemplazó el acuerdo de concesión original, que fue declarado inconstitucional en 2017 porque no se concluyó tras una licitación pública o consulta pública.
El Gobierno afirmó el domingo que había sido informado por la FQM de su intención de recurrir al arbitraje internacional si el tratado que lo vincula fuera declarado inconstitucional y aseguró que estaba «dispuesto a defender los intereses nacionales».
Algunos expertos creen que tras el fallo del Tribunal Supremo, al gobierno le resultará más fácil defender su posición. “Por supuesto que con una decisión así tienes más fuerza”, aseguró a la AFP el abogado Ernesto Cedeño, quien interpuso uno de los recursos ante el Tribunal Supremo.
FQM, que ha invertido más de 10 mil millones de dólares en el proyecto, destaca que la mina crea alrededor de 50.000 puestos de trabajo, contribuye con el 5% del PIB de Panamá y que el contrato prevé contribuciones anuales al Estado de menos de 375 millones de dólares, es decir diez veces más que el acuerdo anterior de 1997.
Pero los manifestantes dicen que está dañando gravemente el medio ambiente porque se encuentra en un corredor biológico que conecta Centroamérica y México.
En 2019, la mina produce aproximadamente 300.000 toneladas de concentrado de cobre al año, lo que representa el 75% de las exportaciones panameñas.
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