Al menos 39 personas murieron el miércoles en una colisión entre un autobús de inmigrantes que se dirigía a Estados Unidos y un minibús en Panamá, dijeron las autoridades panameñas.
Un informe anterior del accidente informó de al menos 33 muertos y “tres heridos en estado crítico en el lugar”.
El presidente Laurentino Cortizo expresó en Twitter su “gran tristeza” al conocer la noticia del “accidente de tránsito ocurrido en Gualaca, en la provincia de Chiriquí”, a unos 400 kilómetros al oeste de la capital.
Los migrantes que viajaban a bordo del autobús “fueron transportados desde Darién (la selva en la frontera con Colombia) hasta una posada”, dijo el Jefe de Estado.
Los pasajeros se dirigían a Costa Rica, desde donde querían continuar su viaje hacia Estados Unidos.
“La información preliminar (…) lamentablemente sugiere que 39 personas perdieron la vida. «Los heridos están siendo tratados en varios hospitales y centros de salud», dijo el servicio de migración en un comunicado.
Entre los heridos hay «más de cinco niños» y su estado de salud es «preocupante», según un comunicado del Ministerio de Sanidad.
A bordo del vehículo viajaban 66 personas, entre ellos el conductor y su asistente, dijeron las autoridades de migración.
“Esta noticia es lamentable para Panamá y la región. El gobierno expresa sus condolencias a los familiares de quienes fallecieron en este accidente y reitera su compromiso de continuar brindando asistencia humanitaria y condiciones humanas a los migrantes, tuiteó el presidente panameño.
“Los equipos gubernamentales están trabajando incansablemente sobre el terreno para brindar asistencia médica a los sobrevivientes de esta tragedia”, añadió Cortizo.
Las víctimas son personas que buscan “mejores condiciones de vida”, se quejó la directora del Servicio Panameño de Migración, Samira Gozaine.
«Estamos investigando» las circunstancias del accidente, dijo a la AFP.
Según medios locales, el conductor del autobús no se detuvo en el albergue cercano al pueblo de Guacala donde se suponía que los migrantes pararían antes de continuar su ruta hacia Costa Rica.
Al intentar dar la vuelta, este vehículo chocó contra un minibús. El shock fue terriblemente severo, como lo demuestran las fotografías del accidente enviadas por los servicios de rescate, que muestran un cadáver destrozado.
El número de migrantes irregulares que llegan a Panamá por carretera hacia Estados Unidos casi se ha duplicado en un año, alcanzando un récord de 248.000 en 2022, más de la mitad de los cuales eran venezolanos, según las autoridades de inmigración panameñas.
Por esta peligrosa y larga ruta también intentan llegar a Estados Unidos ecuatorianos, haitianos y cubanos, así como africanos y asiáticos.
Los migrantes llegan a Panamá luego de cruzar a pie y arriesgar su vida por la selva del Darién, que atraviesa Colombia y Panamá y no tiene caminos. En este viaje se enfrentan a los peligros de esta selva montañosa y pantanosa de 266 km de longitud.
Sus enemigos no son sólo serpientes y mosquitos, sino también bandas de delincuentes que los atacan para robarles. Muchos de ellos desaparecieron en la selva, mientras mujeres y adolescentes eran violadas.
Según el director del Instituto Panameño de Medicina Forense, José Vicente Pachar, al menos 60 migrantes murieron intentando cruzar el Darién el año pasado.
El gobierno panameño, en colaboración con agencias humanitarias de las Naciones Unidas y ONG, ha establecido campamentos para albergar a los migrantes cuando salen de Darién.
Las autoridades también permiten el tránsito por Panamá en autobuses de empresas privadas que recorren la Carretera Panamericana hasta la frontera con Costa Rica.
Los autobuses suelen circular de noche “porque hay menos tráfico”, aprovechando las horas “más frescas”, dijo Gozaine.
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