La deposición excesiva de desechos en los océanos es uno de los mayores problemas ambientales del planeta. La descarga de materiales tóxicos, plásticos y aguas residuales en nuestros ríos y mares contamina el medio acuático, mata peces, mariscos y otros organismos, y también daña a las personas que los consumen.
En Brasil, la liberación de productos tóxicos en el Arroio Piquiri en Panamá mató el equivalente a 50 toneladas de pescado en 2019.
El Líbano también sufrió las consecuencias de la contaminación del agua este año: la descarga de pesticidas en el río Litani, que mató a más de 40 toneladas de peces.
La contaminación de las regiones costeras por las aguas residuales urbanas e industriales, pero también por otro tipo de residuos, favorece la proliferación de bacterias causantes de enfermedades como el cólera, la disentería y el tifus.
El plástico representa el 80% de todos los desechos en los océanos. Cada año se vierten al agua alrededor de 10 millones de toneladas de residuos. Los envases desechables y cosméticos son las principales fuentes de plástico que se vierten al océano.
Cuando los plásticos se descomponen, liberan toxinas que contaminan pescados y mariscos. Comer estos animales, a su vez, infecta a los humanos. Por tanto, el consumo de estos alimentos puede provocar problemas de salud como problemas intestinales e incluso cáncer.
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