Los ciudadanos panameños participan en unas elecciones generales marcadas por la inhabilitación del hombre que lideraba las encuestas.
El expresidente Ricardo Martinelli era considerado el favorito hasta que fue excluido de las elecciones tras ser declarado culpable de lavado de dinero.
Su sucesor, José Raúl Mulino, está por delante en las encuestas.
Quien obtenga la mayor cantidad de votos en esta ronda será declarado presidente y tomará juramento el 1 de julio.
Un total de ocho candidatos compiten por la presidencia. Además, los votantes también eligen a los miembros de la Asamblea Nacional de Panamá.
Como un presidente no puede cumplir dos mandatos consecutivos, el actual Laurentino “Nito” Cortizo no buscará la reelección.
Las encuestas de opinión muestran que Mulino está a la cabeza. El abogado de 64 años, del partido Realizando Metas, era el compañero de fórmula de Martinelli.
Pero después de que Martinelli fuera sentenciado a casi 11 años de prisión por lavado de dinero, Mulino entró en la carrera presidencial.
Sin embargo, la candidatura de Mulino también enfrentó desafíos legales.
El máximo tribunal de Panamá debía decidir si el hecho de que Mulino no fuera elegido por su partido en las habituales elecciones primarias invalidaba su candidatura.
El viernes, apenas dos días antes de las elecciones, el tribunal finalmente dictaminó que su candidatura era constitucional.
Mulino cuenta con el apoyo de su ex compañero de fórmula Ricardo Martinelli, quien vive en la embajada de Nicaragua en la ciudad de Panamá desde febrero, donde se le concedió asilo político.
Desde una pequeña sala de la embajada, Martinelli publicó mensajes en video en apoyo de Mulino, quien se desempeñó como su ministro del Interior y de Seguridad.
No ha dicho cómo planea cerrar la peligrosa ruta, pero ha hecho de frenar la migración una parte clave de sus propuestas de «ley y orden».
Varias encuestas de opinión recientes muestran a Mulino a la cabeza, pero alrededor de una quinta parte de los votantes registrados dicen que aún no han decidido votar por él. Así que sus competidores todavía tienen buenas posibilidades.
Dos de los que esperan derrotar a Mulino también son nombres bien conocidos en la política panameña.
Martín Torrijos fue presidente de 2004 a 2009 y es hijo de Omar Torrijos, el gobernante militar que firmó un tratado con Estados Unidos en 1977 para colocar la Zona del Canal de Panamá bajo soberanía panameña.
El hombre de 60 años hace campaña bajo el lema “Cambio seguro” y promete inversiones en el Canal de Panamá, uno de los principales motores de la economía panameña.
Se postula para el Partido Popular, al que se unió el año pasado después de ser líder del Partido Revolucionario Democrático (PRD).
Rómulo Roux, de 59 años, expresidente de la junta directiva del Canal de Panamá, se postula por segunda vez para presidente nacional luego de perder ante el actual presidente Laurentino Cortizo en 2019.
El abogado, que se presenta por el partido Cambio Democrático, dice que si es elegido implementará un programa «agresivo» para crear empleos y mejorar los servicios públicos.
También dijo que no apoyaría la reapertura de una controvertida mina de cobre, a pesar de que trabajaba para el bufete de abogados que representaba a la mina.
Otro candidato que intenta presentarse a la presidencia por segunda vez es Ricardo Lombana.
El abogado de 49 años se postuló como independiente en 2019 y esta vez representa el movimiento Other Way.
Lombana rechazó la promesa de Mulino de «cerrar» el Tapón del Darién y dijo a la agencia de noticias española Efe que «desde que comenzó la humanidad, la migración no puede detenerse con muros».
En cambio, propone mejorar las condiciones de seguridad para los migrantes que cruzan Panamá en su camino hacia el norte.
Los otros cuatro candidatos que quedaron fuera de los cuatro primeros en las encuestas de opinión recientes son José Gabriel Carrizo, Zulay Rodríguez, Melitón Arrocha y Maribel Gordón.
Los colegios electorales abren a las 07:00 hora local (12:00 GMT) y cierran nueve horas más tarde. Se esperan resultados preliminares poco después del cierre de las urnas.
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